miércoles, 24 de noviembre de 2010

ORGANIZACIÓN SOCIAL

La Nobleza
En el lmperio Incaico la máxima autoridad era el Inca. Este era reconocido como el hijo del Sol. Se encargaba de realizar obras públicas, administrar los recursos y comandar las conquistas. Debía también, visitar su territorio para renovar sus lasos de reciprocidad con los diferentes curacas.

El inca se podía casar con muchas mujeres.  Su principal esposa o coya  pertenecía a su panaca; mientras, que las demás eran mujeres nobles de los pueblos conquistados.

Los nobles de sangre eran los parientes directos del Inca. Las crónicas los llamaban “orejones”, ya que siempre llevabas puesto grandes orejeras para representar su alta jerarquía. Los auquis también eran parte de los nobles de sangre, se preparaban para postular el supremo cargo del Inca.

La nobleza de privilegio estaba formada por personas que habían sido ennoblecidas por el Inca como recompensa a sus servicios. Los hijos de estos nobles debían vivir en Cuzco, recibir una esmerada educación y convertirse en leales servidores de Inca.

El Pueblo
Los hatun runa (pobladores comunes) era la clase más numerosa. Trabajaban la agricultura, artesanía, ganadería y pesca. Un hombre se convertía en hatun runa cuando se casaba, esto le permitía contraer derechos y responsabilidades con su ayllu y con el estado. De entre ellos se sacaba a los hombres para la mita guerrera y los diferentes trabajos gubernamentales como la construcción de caminos y puentes y edificios del gobierno.
Los mitimaes eran hatun runas que, con su familia, se trasladaban temporalmente a otras regiones para cuidar las fronteras, conquistar otros pueblos y enseñar el idioma y tradiciones. Aunque no perdían sus derechos comunales. La gran variedad de tareas encomendadas a los mitimaes podía mostrar confianza y ser una distinción o ser un castigo infringido a etnías que merecían una acción punitiva

Los yanaconas eran otro tipo de pobladores. Eran aquellos que habían sido separados de su ayllu para realizar tareas del estado. O también prisioneros de guerra, no pertenecían a un ayllu. Para el Inca, los yanaconas representaban una fuerza de trabajo que no era solicitada por medio de las ancestrales costumbres de la reciprocidad.

 A diferencia de los mitimaes, los yanaconas perdían el vínculo con su ayllu. Le perdonaban la vida a cambio de realizar alguna labor, como servir al Inca y a la nobleza.

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